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jueves, 30 de mayo de 2019

Cena Cofradía de Ánimas La Palma (Sábado 1 de Junio - 21:15h).


domingo, 5 de mayo de 2019

Descontento vecinal con la evolución de las obras de los presupuestos participativos en La Palma.

Un descontento que tiene que ver no sólo con el retraso de las obras, sino también con la falta de claridad y transparencia del propio sistema de presupuestos participativos.

La Palma desde que se instauraron los presupuestos participativos en el año 2017 tiene aprobadas tres obras como son el campo de fútbol con césped artificial correspondiente a los presupuestos de 2017, la remodelación de la plaza de las peñas y el acondicionamiento del huerto de Cándido correspondientes a los presupuestos de 2018,y una más que está en lo que llamamos por aquí el limbo de los presupuestos participativos, porque no está aprobada pero cuenta con dinero suficiente para llevarla a cabo, según fuentes del propio Ayuntamiento, este es el caso de la remodelación de la plaza Trovero Marín.

De las 4 obras mencionadas, tanto las que están aprobadas como la que está en el limbo, solo se han ejecutado hasta la fecha 1 obra y media , es decir, solo se ha terminado el campo de fútbol y la remodelación de la plaza de las peñas está a medias. Las otras dos obras no se han ejecutado . En La remodelación del huerto de Cándido aún no se han invertido los 75.000 € que le asignaron en la instalación de una valla y una puerta en el recinto. Y en cuanto a la 4a y última de las obras, la remodelación de la plaza Trovero Marín que no ha sido aprobada, entendemos que en este caso hay que añadir una falta de transparencia en la no aprobación de esta obra. 

El distrito 6 en el que están incluidas las diputaciones de La Palma, El Lentiscar y Los Médicos tenía asignado una partida de 180.000 euros a cargo de los presupuestos participativos de 2018 para la realización de diversas obras en dichas diputaciones. De todas las obras que votaron los vecinos solo se aprobaron 2 por un importe de 135.000. Y la pregunta obvia que se deduce sería ¿dónde están los 50.000 que faltan hasta completar los 180.000 asignados? Había una 3a obra que ha sido eliminada y- que fue la 3a más votada por los vecinos- que no entendemos muy bien el por qué ha sido eliminada ya que con esos 50.000 € y con una pequeña cantidad de las bajas se podía haber realizado y que se trata de la Plaza Trovero Marín. 

Que estas cosas pasen en un Ayuntamiento que presume de transparencia y de participación es indignante, porque no es de recibo que una obra no se vaya a realizar porque el dinero que estaba asignado a dicha obra ya no está . Y si hubiera una razón por la que las cosas se han hecho de esta manera y no como se tenían que haber hecho, el Ayuntamiento se tenía que haber adelantado y dar una explicación convincente de lo sucedido a los vecinos, así como haber expuesto un plan alternativo para acometer la remodelación de la plaza Trovero Marín. Con el agravante además de que esta situación que estamos denunciando solo se ha dado en el distrito 6 . En los demás distritos se da un ajuste entre el presupuesto asignado y el valor de las obras que se han realizado en cada distrito menos en el distrito 6 que quedan 50.000 euros sin asignar a ninguna obra. El malestar entre los vecinos es más que evidente porque se ven privados de una inversión de forma injusta y sin recibir la información sobre los motivos que han llevado al Ayuntamiento de Cartagena a dejar fuera de los presupuestos participativos una obra que contaba con una cantidad de dinero suficiente según reconoce el propio Ayuntamiento. 

Hace ya 4 meses que metimos por registro municipal dirigido a la comisión de transparencia un escrito en el que solicitábamos información al Ayuntamiento sobre los motivos que ha tenido para descartar la plaza Trovero Marín de los presupuestos participativos 2018 cuando le corresponden 50.000 €, y no hemos recibido contestación, ¿Dónde está la tan cacareada transparencia municipal si ni siquiera contestan a las peticiones de información de los vecinos? Ante la inacción de la Junta vecinal en la defensa de nuestros intereses como pueblo, nuestra asociación se ha visto en la obligación de defender la ejecución de las obras de los presupuestos participativos que el Ayuntamiento tiene que hacer en La Palma.

Gínes González Pérez
Asociación Pro-Ayuntamiento de La Palma

jueves, 2 de mayo de 2019

Las carreras de cintas a caballo.

Un festejo de raíces medievales, auténtico patrimonio cultural inmaterial que va desapareciendo en el Campo de Cartagena, siendo Pozo Estrecho y Dolores de Pacheco bastiones que resisten. Toca campaña de recuperación entre asociaciones, peñas, comisiones de fiestas y ayuntamientos. También clubs hípicos.

Los autores coinciden en el origen medieval de las carreras de cintas a caballo, pues los torneos formaban parte de las fiestas cortesanas, cívicas e incluso populares de Europa, tanto por su condición de magnífico espectáculo como por suscitar la sociabilidad y ser ámbito perfecto en el que los caballeros ejercían y mostraban sus habilidades. No cabe duda que de entre estas recreaciones de armas, como eran los torneos, las justas o los alardes caballerescos, será el juego de la sortija la competición que guarde mayor semejanza con las actuales cintas a caballo. Consistían en lanzar el caballo a galope con dirección al lugar donde pendían dichas sortijas con el objetivo de ensartarlas con la lanza que portaba el participante.

Todas estas manifestaciones suponían un entrenamiento para la guerra y en nuestra zona sirvieron para prepararse ante las numerosas eventualidades que provocaban en nuestro territorio los ataques de los piratas norteafricanos, así como las incursiones procedentes del reino nazarí de Granada, antes de su caída en 1492.

La prensa regional expone numerosos ejemplos de estos ejercicios que ya entre los años 1894 y 1902, periodo estudiado por Muñoz Zielinski, ofrecían una nueva significación: un juego de cortejo amoroso, un rito de paso para el mocerío y una cita ineludible en las fiestas patronales del lugar. Nos llama la atención que ya por entonces comenzaban en algunos sitios a ser sustituidos los caballos por las bicicletas y en otros simplemente se alternaban. A partir de los años 50 del siglo XX irrumpirán las motocicletas como vehículo de moda entre los otrora caballistas, razón unida a la menor disponibilidad de equinos ante el avance de la maquinización de las labores agrarias.

Incluso las celebran los niños que las corren sobre una caña, a veces en uno de sus extremos rematada por una cabeza de caballo de cartón.

Lamentablemente, en la mayoría de las poblaciones desaparecieron hace muchas décadas todas las modalidades. Según nuestras pesquisas, en el momento presente constituyen Pozo Estrecho y Dolores de Pacheco de los últimos enclaves en mantenerlas. En La Unión, sólo se disputan en moto.

Carrera de cintas a caballo (Foto: Manuel Muñoz Zielinski)


El mapa actual

Los casados no podían participar, no ya por los supuestos celos de la esposa, ya que el ganador besa a una de las mozas que en el palco componen la corte de honor, popularmente conocidas sus integrantes en la comarca como las 'presidentas'. La muchacha le impone, cogido con alfileres, un enorme pañuelo de seda bordado con motivos florales de vistosos colores.

Ciertamente, la situación es lamentable como veremos en una apretada y poco exhaustiva relación del estado de la cuestión en distintas entidades de población. Mapear toda la comarca sería una rigurosa labor de investigación que excede la pretensión del artículo presente para aventuramos que han desaparecido de la mayoría de programas festeros en las últimas décadas.

La sociedad campesina que acogía estas carreras se ha venido transformando aceleradamente con profundos cambios que afectan a dimensiones fundamentales como la economía, la sociedad y la cultura.

Los campesinos han pasado a convertirse en empresarios agrícolas, empleando en la acometida de sus funciones las más modernas técnicas de la gestión y el uso de las últimas herramientas tecnológicas. Los obreros ya no se parecen a aquellos jornaleros de antaño, son trabajadores de una gran diversidad étnica y cultural procedentes en su mayoría del norte de África y América del Sur, pues como manifestó un empresario: «Los españoles ya no saben trabajar la tierra o no aceptan los bajos salarios». Se ha perdido el apego a la tierra de la sociedad tradicional.

Pero junto a ese fenómeno de disolución del mundo campesino tradicional, observamos cómo se reivindican elementos culturales que hace unos pocos años fueron minusvalorados y que ahora se presentan como señas de identidad comarcales. Pensemos en los mencionados molinos de viento, las escenificaciones de labores desaparecidas como la trilla, la fiesta de la trashumancia en El Algar (Cartagena), o la creación de museos etnográficos en las localidades de Los Puertos de Santa Bárbara (Cartagena) y Roldán (Torre Pacheco).

En definitiva, un mundo más imaginado que vivido, antes rechazado, que no responde ya a la realidad presente pero que en gran medida se presenta como idílico, virtuoso e incontaminado. Asistimos al uso de algunos rasgos del pasado que se emplean en marcos económicos, sociales y culturales que ya nada tienen que ver con los originarios, siguiendo procesos de patrimonialización que protagonizan personas que, en la mayoría de los casos, ya no viven de la agricultura.

Se persiguen objetivos tales como el desarrollo del turismo rural, la reivindicación de una cultura propia. Y por qué no decirlo, a unos y a otros les mueve, en gran medida, la nostalgia de un tiempo ligado a la infancia y los valores estéticos que encierra la carrera.

La tradición renegociada

El caso más sorprendente lo presenta Pozo Estrecho, donde la carrera ha cambiado de fechas, pasando de las fiestas patronales de enero, en honor a San Fulgencio, a las fiestas de primavera denominadas Campo, Música y Flores, que desde hace 30 años justos tienen lugar durante el mes de mayo y parte de junio.

Nos comenta el pintor y fotógrafo Javier Lorente acerca de los elementos contemporáneos injertados en el tronco antiguo: «Unos años los jinetes las corren de pie sobre las monturas, especialmente si vienen corredores veteranos, que cada vez son menos, permitiéndose en ocasiones que lo hagan sentados. Hace tiempo que se rompió el tabú de que debían participar sólo solteros porque en ocasiones se suman casados. El año pasado incluso corrieron hasta dos chicas. Algo inusual».

Javier destaca que se trata de una adaptación de la tradición a los tiempos actuales para que no se pierdan. El objetivo se cumple.

Quizá poco importe si se inventan o recrean elementos patrimoniales para sostener una identidad compartida. Acaso el turismo rural no ha provocado invenciones o innovaciones para dinamizar un determinado tejido económico y cultural en la cuerda floja.

Autor: José Sánchez Conesa.