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domingo, 30 de marzo de 2008

Historia de la Diputación de La Palma

La existencia de La Palma, sin negar que en algún momento pueda surgir algún resto de la presencia romana, es consecuencia de la llegada de los ganados de la Mesta a un pozo que en dicho lugar existiera, rodeado de palmeras, donde el ganado ya abrevaba en el año 1515, como consecuencia del reparto de ejidos.

No estaban las tierras de La Palma incluidas en las distintas dehesas que existían, más bien por su cercanía a la ciudad eran de uso de sus habitantes en esta época, que allí recogían leña, pastoreaban y colocaban colmenas, cuando disminuyó la actividad ganadera. También es lógico pensar que allí permanecieran los ganados que producían la abundante lana que se comerciaba por este puerto.

La toponimia del territorio comprendido por la diputación de La Palma a diferencia de otras, en las que perviven los nombres árabes, aquí predominan los de familias: Lo Treviño, Los Ruices, Los Cisneros, González, Los Francos, Los Ingleses, Los Rocas, Los Victorias, Los Gregorios, Los Pérez, Lo Campero, Los Lorca, Los Osetes, Los Balazas, Los Vidales, Los Avileses, Los Salazares, Los Carriones, Los Martínez, Los Madriles, Los Ortegas, Macabich, Moncada...

A efectos de población, en el primer recuento que tuvo en cuenta de manera específica a los moradores del Campo de Cartagena, efectuado en el año 1683, se citan Campo Bajo con 70 habitantes, Pago del Arquillo con 47, Pago del Pozo Nuevo con uno, Palma con 170, Pago del Cantón con 12, Piqueta con 21, Pago de Moncada con 48 y otros cercanos a La Palma.

En el reparto de la sal efectuado en año 1715 aparecen agrupados bajo la denominación de diputaciones los caseríos y aldeas, las 17 de la jurisdicción de Cartagena: Hondón, San Ginés, Alumbres, San Félix, Pozo Estrecho, Miranda, Aljorra, Perín, Magdalena, San Antón, Lentiscar, Palma, Albujón, Santa Ana, Médicos, Plan, Campo Nubla y Puertos. Corresponden a La Palma 88 vecinos, 340 habitantes y un porcentaje del 6¿3 %, lo que la sitúa entre las más pobladas.

En el Catastro de Ensenada, llevado a cabo en el año 1755, constan referencias, en relación con los bienes de propios que en esta diputación tienen algunas instituciones eclesiásticas, tales como el Colegio de la Compañía de Jesús; el Cabildo Eclesiástico; y el Curato de La Palma.

En el Nomenclator publicado en 1789 aparece el lugar de La Palma como aldea de realengo y con alcalde pedáneo, que dos años antes el censo de Floridablanca se le habían contabilizado 933 habitantes, atendiendo su parroquia a las 2.099 personas de su jurisdicción.

En la colección de documentos de Vargas Ponce se nos ofrecen dos estados correspondientes a los años 1796 y 1797. En este último figura la diputación de La Palma, entre las 21 que se divide el término municipal, con 149 vecinos, 379 hombres y 251 mujeres; 23 ½ yuntas mayores, 22 ½ menores y 1 de vacuno; 4 molinos; correspondiéndole en el reparto de la sal 42 fanegas y 8 cts. Lo que representa un ligero descenso con relación al año anterior, según estado que figura en el mismo documento.

En la diputación de La Palma encontramos a través de su historia dos ermitas, una de ellas fue convertida en parroquia, al igual que las de Pozo Estrecho y Alumbres, desmembrándose todas ellas de la parroquial de Cartagena erigiéndose en parroquias con rectores propios separados y perpetuos un 8 de febrero de 1700 por decreto del obispo de la diócesis Francisco Fernández Ángulo, materializando así una decisión que ya se había tomado en el año anterior. Actualmente se constituye en ella la parroquia nº 175, arciprestazgo nº 18 (Campo de Cartagena), IV zona pastoral de Cartagena.

Así inició su andadura, bajo la advocación de Santa Florentina, sobre el territorio comprendido en su propia diputación, la de los Santos Médicos y en la de Lentiscar los partidos de La Puebla, Los Camachos y La Aparecida. Quedan también bajo su protección las ermitas de los Santos Médicos, así como las de San José, San Juan y Nuestra Señora de los Dolores.

En la colección documentos de Vargas Ponce se recoge un fragmento del manuscrito de Hermosino y Parrilla en el que se dice que su iglesia es muy capaz y pulida, con las ermitas de San José, Nuestra Señora de las Angustias y San Juan, pues transcurridos treinta años de su fundación ya habían finalizado las obras del templo, sacristía y torre.

Una de las singularidades de este templo es la cripta existente a lo largo de nave central, capaz para más de un centenar de enterramientos, destinados a las clases más desfavorecidas ya que para las demás se destinaban las capillas e incluso el altar mayor, lo que perduró hasta principios del siglo XIX que se dispuso de Campo Santo.

Su riqueza de imágenes siempre ha sido extraordinaria, procedentes muchas de ellas del extinguido convento de San Agustín de Cartagena, pues en el año 1933 tenemos referencias que se encontraban al culto en el altar mayor las de San Vicente Ferrer y Santa Rosalía, a derecha e izquierda de la titular; en las naves laterales San Judas Tadeo, Cristo Crucificado, Nuestro Padre Jesús Nazareno, Nuestra Señora de la Consolación, Sagrado Corazón y Purísima Concepción, Santa Ana, Virgen del Rosario, San José, San Buenaventura, Vírgenes de la Soledad y del Carmen, San Antonio Abad y San Antonio de Padua. Poco o nada quedó de todo esto tras la barbarie iconoclasta que se apoderó de las masas en el año 1936 al comienzo de la guerra civil.

Recientemente ha sido restaurada y se han recuperado pinturas y decoración originales, muchos años tapadas por desafortunados trabajos de reparación. La visita al lugar constituye un verdadero placer lleno de sensaciones estéticas, completada con la observación del magnífico retablo, obra de la casa Pujante de Murcia, que se colocó en el año 1954.

En el caserío de La Aparecida existe otra ermita bajo la advocación de la Nuestra Señora de los Dolores o de las Angustias, como era conocida con anterioridad y así consta en algunos documentos, íntimamente ligada por una leyenda a la pequeña ermita existente en el cruce de caminos existente al S del caserío.

Completa nuestra visión en el aspecto religioso dar cuenta de la existencia en esta diputación de un monasterio cisterciense que, bajo la advocación de Nuestra Señora de la Paz, se construyó entre los años 1972 y 1978 en una finca en el paraje de Los Vidales

Al año siguiente de ser proclamada la Constitución de 1812 por las Cortes de Cádiz, se instaló en la Villa de La Palma un ayuntamiento constitucional, por tener más de mil habitantes, agrupando con él a las diputaciones del Lentiscar con Los Camachos, y parcialmente Santa Ana y San Félix, que arrojaba una población de 1.872 habitantes. Pero su vida será corta ya que a la vuelta de Fernando VII y como consecuencia del decreto absolutista de 4 de mayo de 1814 volvió todo a su estado anterior.

Un nuevo intento tendrá lugar en el año 1820 al proclamarse nuevamente la Constitución de 1812, quedando constituido el 23 de marzo el Ayuntamiento Constitucional. Y también su vida será corta ya que el 10 de octubre de 1823 celebrará su última sesión.

Mayor duración, aunque tremendamente accidentada, tendrá la nueva constitución en el año 1836 del ayuntamiento de La Palma con motivo de la promulgación de la Constitución de 1812, quedando constituido el día 30 de abril.

Reunidas comisiones de los ayuntamientos de La Palma y Cartagena en el año 1846, para informar y solicitar conjuntamente su desaparición, la elevaron al Jefe Superior Político y al año siguiente mediante Real Orden S.M. la Reina accede a lo solicitado, quedando por lo tanto suprimido su ayuntamiento y agregándose su territorio al término municipal de Cartagena, al que se entregarán el archivo y mobiliario.

El 7 de octubre de 1873 se constituyó en La Palma el ayuntamiento de Cartagena, presidido por Pedro León Munuera. Desde allí se mantuvo informado en todo momento al Gobernador Civil de la provincia, enviándole telegramas de los acontecimientos cantonales.

La Guía Oficial del año 1923 describe la diputación de La Palma, una de la 23 en que se divide el término municipal, dividida en cuatro barrios y formando el 7º distrito junto con las de Aljorra, Albujón, Lentiscar y Pozo Estrecho, citando como parajes más importantes los de La Aparecida, Los Avileses, El Abasto, Los Abarcas, Los Ángeles, Los Balanzas, Los Rellanos, Casas de la Villa, Los Conesas, Los Calderones, Casas de Espinosa, Casas de Canovas, Los Carriones, Estación de Ferrocarril, Los Espines, Huerto de Macabich, Huerto de Fermín, Los Ingleses, Jardín de la Flora, Los Martínez, Molino Gil, Los Olivos, Los Ortegas, Los Rosales, Los Riscales, Los Renteros, Los Sastres, Spottorno, Los Vidales, La Villa y Los Zubillagas.

En el Catálogo de Bienes publicado en el año 1924, que manifiesta la cifra de habitantes en cada una de las 23 diputaciones en que se articula el término municipal, señala para La Palma 2.286 de hecho y 2.358 de derecho, correspondientes al censo del año 1920, distribuidos en los caseríos de El Abasto (26), Los Alazares (33), Los Álvarez (47), La Aparecida (124), Los Avileses (28), Los Balanzas (55), La Balsa (15), Las Banderas (51), Lo Campero (18), Los Cantones (92), Los Carriones (25), Casa-Mellizo (8), Las Casicas (58), Los Celdranes (31), Los Conesas (87), Los Chorlitos (75), Estación de La Palma (52), Los Francos (24), Fuente Amarga (35), Los Garres (33), Los Gregorios (32), Los Ingleses (73), Los López (24), Los Marines (30), Los Martínez (17), Los Meinas (34), Los Migaznares (32), Los Olmicos (42), La Palma (677), Palma-Arriba (30), Los Pérez (29), Los Pérez de Abajo (37), Los Pérez de Arriba (42), Los Roques (30), Los Segados (25), Los Victorias (42), La Villa (37), y en grupos diseminados 208 habitantes.

Los caseríos y parajes que existen en su territorio son los siguientes: La Palma, El Abasto, Los Alcázares, Los Álvarez, La Aparecida, Los Avileses, Los Balanzas, La Balsa, Las Banderas, Lo Campero, Los Cantones, Los Carriones, Casa Mellizo, Las Casicas, Los Celdranes, Los Conesas, Los Chorlitos; Estación de La Palma, Los Francos, Fuente Amarga, Los Garres, Los Gregorios, Los Ingleses, Los López, Los Marines, Los Martínez, Los Meinas, Los Migaznares, Los Olmicos, Palma Arriba, Los Pérez, Los Pérez de Abajo, Los Pérez de Arriba, Los Roques, Los Segados, Los Victorias, La Villa y Los Osetes. Muchos de estos lugares son fácilmente identificables hoy día. El censo de población del año 1930 había registrado la existencia en estos lugares de 2.574 habitantes de derecho y 2.563 de hecho.

En el año 1937, en plena II República, en sesión municipal de 25 de agosto La Aparecida recibió el nombre de Caserío de Ascaso y La Palma el de Fermín Salvoechea.

Cuando en el año 1959 el profesor García Martínez edita su libro sobre los molinos de viento, tras recorrer el Campo de Cartagena, dice que en la diputación de La Palma hay ocho molinos de sacar agua de los que funcionan sólo cinco y el resto, uno de ellos de moler, conservan la torre. De todo ello tan sólo queda hoy el recién restaurado molino de La Palma.

Respecto a los vinos de esta tierra, una especial referencia merece en la actualidad la bodega de Fulgencio Bernal, en Los Vidales, que a partir de la uva meseguera blanca produce, entre otros, el caldo denominado Ara Pacis, del que nos dicen que fue así bautizado por el doctor Carlos Romero Galiana, amante de nuestro campo de sus molinos y de sus vinos.

Finalmente, respecto a la población existente, el Padrón municipal de habitantes correspondiente al año 1996 arroja la cifra de 3.300, distribuidos en los lugares que se mencionan en la siguiente forma: en La Aparecida, núcleo y diseminado, 470 habitantes (258 hombres y 212 mujeres); en Los Balanzas, núcleo y diseminado, 161 habitantes (75 hombres y 86 mujeres); en Lo Campero 45 habitantes (25 hombres y 20 mujeres); en Los Carriones 76 habitantes (44 hombres y 32 mujeres); en Los Conesas, núcleo y diseminado, 72 hombres (38 hombres y 34 mujeres); en Fuente Amarga 225 habitantes (106 hombres y 119 mujeres); en La Palma 2.088 habitantes (1.044 hombres y 1.044 mujeres); en Palma de Arriba 54 habitantes (32 hombres y 22 mujeres); en Los Salazares, núcleo y diseminado, 109 habitantes (43 hombres y 66 mujeres).

Respecto a edificios de arquitectura singular existe la casa de la finca Lo Treviño, que fue propiedad de la familia Dorda, hoy rodeada de un extenso vergel de agrios y frutales. La casa fue proyectada y construida en el año 1912 por el arquitecto Sanz de Tejada, adosándola a un antiguo edificio del siglo XVIII con fachada al S, lo que dio lugar a un conjunto a una planta rectangular con fachada al E. Un detalle con aire hispanoárabe, en la terraza, embellece la parte trasera del edificio.

Uno de los conjuntos más airosos en el paisaje palmesano, aunque no conservan casi nada de su primitiva construcción, es el lugar conocido como finca la Flora, construida en el año 1880, que perteneció a la familia Aznar y en mejor estado su contigua finca La Rosa, construida hacia el año 1885, pero ambas conservan sus torres, de tres y cuatro plantas respectivamente y la torre del molino la primera, resaltando a la visión del observador. Y al norte de la diputación la finca ¿Los Cisneros¿, que fue propiedad a principios de siglo de Juan Antonio Sánchez Orozco.

En La Piqueta Nueva también podemos observar la casa con su torre de la Hacienda Moncada, que forma un bloque rectangular de dos plantas y buhardillas en el tejado por donde se iluminan el espacio de la cubierta.

La recientemente restaurada casa de la calle del Progreso, que perteneció a un rico hacendado y en la que tantas personas de este pueblo han puesto un cúmulo de ilusiones para darle un nuevo uso, se ha destinado al Grupo Folklórico de La Palma que con la mayor fidelidad recupera el traje típico cartagenero.

También en La Aparecida, en un estado lamentable aunque en plena restauración, se encuentra un edificio de planta cuadrada, a imitación de las mezquitas, que debió pertenecer a la familia Pérez Espejo. Ni su estilo árabe, ni el repertorio ornamental de su bóveda central, ni los alfices de sus ventanas al exterior, ni los reflejos metálicos de su azulejería sevillana, han sido capaces de despertar el interés por conservar otra de las muestras de la arquitectura rural del Campo de Cartagena.