José Bernal Navarro echa mano de los trovos para pasar el rato en la habitación de la sexta planta del hospital Virgen de la Arrixaca en la que se recupera de la intervención quirúrgica que le ha convertido en el primer murciano en llevar un 'corazón artificial', un dispositivo que impulsa hacia la aorta la sangre que su ventrículo izquierdo no es capaz de bombear. «Es que vivo en La Palma, en Cartagena, la cuna de los trovos», aclara. Lleva casi un mes entre estas cuatro paredes -fue operado el día 13 de julio- pero la mañana se le hizo ayer menos monótona
Un poco aturdido, José bajó hasta una sala repleta de periodistas para contar su experiencia. Emocionado, se acercó al micrófono para dar las gracias al equipo médico, y luego aguantó de pie a que los fotógrafos le retratasen rodeado de, entre otros, el presidente de la Comunidad, Pedro Antonio Sánchez.
A sus 71 años, el corazón le ha jugado una mala pasada a este antiguo empleado de Navantia, acostumbrado durante treinta años a trabajar en las entrañas de submarinos, barcos de guerra y cargueros. «Fue el 5 de diciembre; estaba tumbado en el sofá, viendo la tele, como suelo hacer por las noches, y cuando me levanté para ir a la cama me noté tembloroso, nervioso. Sentía una pequeña molestia en el lado del corazón, pero no dolor. Me acerqué al consultorio de Torre Pacheco y desde ahí me enviaron al Santa Lucía», recuerda.
Le ingresaron para un cateterismo programado, pero su estado empeoró y fue trasladado de urgencia a Hemodinámica en La Arrixaca. Salió con vida del infarto, pero «el pronóstico era muy malo», confiesa. «Después de darme el alta, un día sentí que me asfixiaba, que no podía respirar. Volví a ingresar y estuve dos meses», relata. La insuficiencia cardíaca que sufría le abocaba a un desenlace fatal, porque por su edad y sus condiciones clínicas no era candidato a trasplante de corazón.
«En mi segundo ingreso me hablaron de la oportunidad que había con este 'corazón artificial'. Me dijeron que no se había hecho antes en Murcia. No sentí miedo, pero tuve que asimilarlo. Esto no es tan fácil como parece. Aunque tenga mi autonomía, a partir de ahora voy a ser el 'tío del maletín'», confiesa resignado, pero sin perder el sentido del humor, mientras señala a la cartera cruzada que le acompaña a todas partes desde que salió del quirófano. En ella lleva el controlador y las baterías que hacen funcionar, a través de un cable de alimentación eléctrico que le sobresale por el abdomen, el 'corazón artificial'.
«Con esto a todas partes», resume José. Su cardióloga, Iris Garrido, ya le ha dicho que, si continúa su buena evolución, le darán el alta en breve. Le esperan sus cuatro hijos, sus seis nietos y su casa de La Palma. «La vida a veces te da un 'meneo'», confiesa, aunque al menos el que acaba de sufrir le ha permitido conocer «a profesionales que sobre todo son buenas personas».
Fuente: Diario La Verdad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario