En el cruce de la calle Santa Florentina con Manuel Bobedilla el cortejo pasionario se dividió, fijando como punto de reencuentro una de las esquinas de la fachada de la parroquia que lleva el nombre de la patrona de La Palma. La Virgen se giró frente a la puerta de la iglesia, para después avanzar hacia su hijo, quien venía por la calle Conesa Balanza, produciéndose un encuentro cargado de sentimiento, que potenció el sonido de una saeta muy especial, cerrándose con una ovación.
Fue el Martes Santo palmesano, donde ya se mira hacia la madrugada del Sábado Santo y esa Procesión de las Ánimas, única en el mundo.
Fuente: Diario Cartagena de Hoy.
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