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domingo, 25 de marzo de 2012

La Palma vibra con José Soto.

La Palma vibró ayer al son de las rumbas y los ritmos 'flamenquitos', con la extraordinaria voz y esa gracia y encanto a raudales que derrocha el cantante sevillano José Manuel Soto. Acompañado de un equipo joven, profesional y divertido, los tres cuartos de hora que Soto había pactado con la organización del Café Cantante se prolongaron a las cerca de dos horas que el equipo estuvo subido en el escenario. «Éste es uno de los lugares donde más cómodos nos hemos sentido», reconoció el cantante, que estuvo cercano, ocurrente e intimista.

Poco antes de comenzar lo que sería el evento estrella del Café Cantante de La Palma, Soto 'precalentaba' la voz en el comedor de la Casa del Folklore acompañado de su equipo. Del buen 'vinito' de La Palma, la longaniza seca y una tortilla de patatas daba cuenta el grupo, sin parar de cantar, bromear y saludar a los amigos que se acercaban a saludarles. «Tiene mérito», reconocía el artista.

Gente de La Palma, cartageneros y personas llegadas de lejos para ver al artista, se dieron cita el viernes en una noche que todos calificaban como «mágica y especial». Porque si algo tuvo Soto durante la velada es que supo conectar con un público entregado. Manuel Martos, María Gómez, Juan Abellá y Juanita Hernández rememoraban los diez años que lleva el proyecto por el que han pasado artistas como Martirio y Juanito Valderrama.

Mientras, Francisco Tomás, Salvadora Pedreño y el empresario Alfonso García llegaban de Cartagena comentando «lo mucho que nos gusta venir al Café Cantante de La Palma». Como ellos, arribaron de fuera Carmen Jiménez, Rosa María Costa y María Teresa Esteban, entre otros.

En la barra, tomando unas 'cervecitas' a la espera de que comenzara la actuación, charlaban amigos como Pepe Castillo, Aniceto Martínez, Matías Barco, Antonio Sánchez y María Pedreño. Todos ellos calificaron como «impresionante» la rehabilitación extraordinaria de la casa museo de La Palma, «un patrimonio que simboliza la magia de lo tradicional», en palabras del periodista Castillo.

Antonio Saura, Carmen Tomás, María Eugenia Delgado, Francisco Martínez y sus hijas Begoña Verónica, María Eugenia y Guayente fueron algunos de los miembros de la asociación folclórica que no se quisieron perder el concierto. Al igual que Lola Martínez, Miguel Angel Castilla, Ana García, Marineta Hernández, Begoña Martínez, José Manuel Casanova, María García, Manoli Saura, Isabel Cegarra, Rosalía García y Flori Casanova.

Soto, que reconoció su capacidad para cantar y bailar en cualquier situación y lugar, charlaba poco antes de comenzar la actuación con Pepe Soler, Alicia Rosique, Josefa Robles y Pedro Gómez, el presidente del grupo folclórico de la Palma, que estaba exultante. Con ellos departían los miembros de su equipo; Rafa Saavedra, José Miguel Castro, Raúl Rivas y José Antonio Candel.

Tampoco faltaron amigos del cantante, como Güisi Martínez, que llegó acompañada de Marta Díaz del Río y Oscar Scharfhausen. Entre los 150 privilegiados que consiguieron una de las entradas, agotadas nada más ponerse a la venta, disfrutaron de lo lindo los concejales Clara Heredia, Caridad Rives, Florentina García e Isaías Camarzana, quien se atrevió a bailar en plena actuación.

Intimista, divertido y cercano, Soto mezcló de una manera sabia e inteligente el bolero con la rumba, el flamenco y la balada. Desató risas con sus chistes y comentarios, levantó pasiones con las canciones más emblemáticas que le hicieron famoso en la década de los ochenta y llegó a lo más profundo del alma y el corazón con una preciosa canción que le escribió a su madre tras su muerte.

El artista y su equipo se marcharon bien entrada la madrugada, después de la cena típica del campo de Cartagena preparada para ellos. «La han liado parda; ha sido un derroche de alegría y arte», lo resumía el pintor palmesano Pedro Diego Pérez Casanova.

Fuente: La Verdad.

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