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lunes, 11 de octubre de 2021

La memoria de la tierra.

Contemplo la tradición cultural no como una reliquia desfasada de nuestros antepasados, que lo puede ser en muchos aspectos, sino como un proyecto humanizador de un mundo siempre mejorable en el que podamos encontrarnos y ayudarnos en la diversidad y en la diferencia.

Suelo decir que cuando se plantea un taller para aprender a trabajar el esparto hay detrás una gran carga de futuro con un importante mensaje ético. Este nos indica que el planeta se está convirtiendo en un gran vertedero ocasionado por el consumismo compulsivo. Es un hecho de sobra conocido que nuestros océanos, mares y ríos han sido invadidos por los plásticos, que, incluso, llegan a la cadena alimentaria.

Estamos comiendo el plástico que desechamos. Su sustitución por otro tipo de materiales menos dañinos permite un uso continuado, como aquellas bolsas de tela para el pan o las capazas de mimbre para ir de compras. A este dato sumamos la pérdida progresiva de las reservas petrolíferas sobre las que gira la economía, pronosticando avisados expertos del colapso energético. Al final tendremos que vivir más con menos.

El ocio de nuestros abuelos giraba en torno a un calendario festivo tradicional que propiciaba numerosos momentos para el encuentro, la plática, la fiesta y el galanteo. No sería mala idea recuperar algunos de estos festejos para salir de la estrecha cárcel del individualismo e, incluso, del aislamiento, en el que andamos sumidos.

Otro acto de lucidez cívica podría ser la práctica de los juegos infantiles tradicionales. Quizá el trabajo en equipo, el ejercicio físico y la imaginación que procuran ayuden a paliar el alto número de problemas psicológicos, psiquiátricos o de sicomotricidad que son diagnosticados entre los chavales.

II Congreso del Trovo

Oportunidades tendremos durante el próximo fin de semana de disfrutar de la gastronomía tradicional, vino del terreno, trovo y rap, carreras de cintas en bicicleta y del canto de la Aurora de Pozo Estrecho. También de la feria de las Tradiciones en La Palma durante la mañana del domingo con el juego del caliche, con exposiciones de mobiliario y aperos de labranza antiguos de Hilario 'El Lomero', con la visita al Museo Regional del Bolillo, con la actuación del Grupo Folklórico de La Palma, con los belenes de La Aparecida y con una muestra de la Fiesta de la Patata de La Puebla.

El II Congreso Internacional del Trovo celebrado en Cartagena nos dejó la interesante comunicación de Ana Isabel Ponce, una profesora de la Universidad de Alicante. Ella realizó un análisis de la educación formal y reglada impartida en colegios e institutos de la Comunidad Autónoma. Su trabajo concluyó que el conocimiento del patrimonio cultural propio es limitadísimo en comparación con cualquier otra región.

Esto nos debe hacer pensar que la tarea urge. Depende su éxito un abordaje trasversal que implique a concejalías, consejerías y asociaciones comprometidas con la cultura, la educación, la economía y el urbanismo. Sin olvidar el gran papel que pueden desempañar los medios de comunicación.

En estas Jornadas de Cultura Popular se han programado visitas a villas rurales y a molinos de viento. Otro toque de atención, pues la rehabilitación de la arquitectura vernácula mejorará el entramado construido, dignificando el espacio. La pérdida progresiva de valor simbólico de este patrimonio material se ha debido a las dinámicas del mercado, a la falta de concienciación ciudadana y a la inacción política. Existen por doquier experiencias concretas de cómo las nuevas percepciones de la herencia de los antepasados han generado cambios económicos y sociales importantes.

De eso se trata, de otorgar nuevas significaciones a nuestros barrios y pueblos, a viejos oficios que siguen siendo necesarios, a las edificaciones emblemáticas que generan identidad local, al mobiliario doméstico, a la gastronomía y a los lugares de memoria colectiva. Entre ellos destacan los lavaderos, las ermitas e iglesias, los casinos, los cines, los teatros y las escuelas. Vivimos instalados en espacios de anonimato o 'no lugares', nada favorecedores de la interacción entre personas y del apego al territorio.

Entre tres y diez mil vecinos

Todo ello con mayor motivo cuando muchos pronostican una vuelta a localidades de menor población, ya que las grandes urbes muestran grandes deficiencias ante una pandemia y otras incidencias, como una nevada que las colapsa. Desde el Centro de Investigaciones de Massachusetts proponían que lo más sostenible sería lograr poblaciones de entre tres mil a diez mil habitantes.

Cuando contemplamos obras de la arquitectura o cualquier otra expresión de artesanía, canto o baile que desafían el paso de los siglos, esas experiencias emocionantes de continuidad nos conectan con el deseo de inmortalidad, tan fieramente humano.

Autor: José Sánchez Conesa (El Tío del Saco)

Fuente: Diario La Verdad.

El concejal del Área de Cultura, David Martínez, y el edil delegado de Cultura, Carlos Piñana, junto a representantes de asociaciones de Pozo Estrecho, La Palma, La Aparecida y La Puebla.


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