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jueves, 4 de agosto de 2022

Pérez Casanova: «La inspiración es proponerse unas metas, simplemente».

Pedro Diego Pérez Casanova (Viladecans, Barcelona, 1968), afincado en La Palma (Cartagena), es una de esas personas que decidieron dedicar su vida a pintar. Estudió diseño gráfico y se unió al negocio familiar, pero su interés por la pintura apareció en él desde pequeño, se puede decir que casi de manera innata. «Con apenas cinco o seis años, tuve una inclinación natural por el dibujo». Se presentaba a concursos en el colegio y pintaba «bastante». «Después lo fui dejando hasta que años más tarde empecé de nuevo y entré en una especie de fiebre hasta la fecha».

Cuando volvió a «sentir» la pintura en su adolescencia, tuvo muy claro que era a lo que deseaba dedicarse el resto de su vida. Durante el bachillerato, orientó todo en el último momento hacia el dibujo, ya que era lo que le llenaba. «Vivir de la pintura en España es muy difícil, quería dedicarme a ello, y consciente de las dificultades sabía que era una aspiración muy dura», relata el artista. Pero, efectivamente, lo consiguió.

Tras estudiar, se presentó a varios concursos de pintura, sobre todo al aire libre, y logró hacerse con algunos. «A partir de ahí gané cierta popularidad y me llamaron algunas galerías para trabajar con ellas; así comenzó mi andadura». Y ya hace más de veinte años que se dedica exclusivamente a la pintura. Su último hito: ser contratado por la multinacional Tetra Pak, fundada en Suecia [diseña y produce soluciones de envasado de cartón y procesamiento para la Industria alimentaria], como 'Pintor del Año 2022'. Una treintena de cuadros, cuyo tema principal era el paisaje sueco, se exhibieron en sus instalaciones.

Hace diez años, una galerista sueca, y de manera fortuita, tuvo la oportunidad de conocer la obra de Pérez Casanova. «Se interesó por ella y preguntó si estaba dispuesto a ir para Suecia», recuerda. Fue en ese momento cuando empezó a trabajar «tímidamente» y a acudir a exposiciones. Desde entonces, ha ampliado su horizonte hasta trabajar con quince galerías distintas en la actualidad.

Asegura que esos diez años de rodaje han servido para que Tetra Pak considerase su arte, ya que hasta ahora ningún español había conseguido tal hazaña. «Suecia es un país grande, libre y acogedor; pero tampoco es menos cierto que durante estos años he observado que hay galerías que solo trabajan con artistas nórdicos. Me sorprendió gratamente», detalla el pintor cartagenero.

Define su pintura como realista, aunque dentro de este movimiento artístico incorpora matices y su propio «toque personal». Pérez Casanova sigue intentando que sus lienzos se basen en el realismo, porque fueron sus orígenes. «Me inicié en el realismo, aunque luego tuve una etapa más expresionista, si cabe más abstracta». Y continúa «coqueteando» con ese expresionismo en la intimidad de su estudio.

«En mis inicios, me preocupaba mucho del hiperrealismo, que fuese muy convincente, muy parecido a una fotografía; y eso es todo lo que ahora mismo desecho», recuerda. El artista ha cambiado las tornas completamente: le gusta hacer un realismo pero «lo más alejado posible de la fotografía». El proceso, que para él es «muy fácil», de apoyarse en una instantánea y construir un cuadro enteramente a partir de ella asegura haberlo superado hace tiempo. «La fotografía está muy bien para quien trabaja con ese sistema, yo solo me apoyo. Es un pobre paliativo de la realidad que sirve como pilar de mi posterior recreación», apostilla.

Sus años de desarrollo artístico en el país escadinavo reflejan el valor que le da Suecia a las obras de este artista de la Región. Este aprecio del país quizá viene porque sus obras «son unos registros distintos a los que se hacen allí, y en general, por qué no decirlo, sin despreciar a nuestra España, la labor cultural allí se entiende de otra manera, se apoya más a los artistas y hay un entramado cultural más grande», explica Pérez Casanova a LA VERDAD.

Sostiene que ha echado de menos ese apoyo por parte de España: «Ha habido algunas veces con buenas intenciones, pero a día de hoy todo lo que he hecho ha sido sin subvenciones, solo con mi trabajo y esfuerzo. Además –continúa reivindicando– de muchos viajes a Suecia y de ir poco a poco explorando terrenos».


Provocar en el arte

Se siente afortunado por no considerarse autorizado para decir qué funciona y qué no del panorama artístico actual, ya que cuenta con un calendario repleto de exposiciones cerradas que le hacen mantenerse ajeno. «Digamos que he dejado de tomarle el pulso a la realidad artística española y, sobre todo, regional». Entre sus próximas citas, a finales de año tiene una en Lorca, después de que la asociación flamenca de la ciudad de sol le invitara a hacer una exhibición sobre el tema flamenco tras el cartel del año pasado en el Festival Internacional del Cante de las Minas de La Unión.

Destaca que la inspiración no tiene que llegar, sino que se debe buscar. «La inspiración como tal yo creo que no existe, es simplemente proponerse unas metas o tener que conseguir algo». Sin embargo, se debe provocar. En su caso lo consigue mirando casi siempre con ojos de pintor y huyendo a menudo de «las cosas estandarizadas como bonitas» que encajan con el gusto de todo el mundo.

Pérez Casanova se siente especialmente satisfecho del mural que hizo para el 'hall' del hospital Santa Lucía de Cartagena. Una obra poco habitual por su tamaño de doce metros de largo y dos y medio de ancho. «Algunos cuadros de mi producción me han dejado más satisfecho y otros menos, pero no concretaría ninguna de ellos», dice, sin alardeo.

Fuente: Diario La Verdad.






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