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miércoles, 13 de noviembre de 2013

Pérez Sánchez, un palmesano en El Prado.

Este artículo pretende ser una reivindicación de la obra de un cartagenero en gran medida desconocido, a pesar de su influencia más que destacada en la cultura española. Alfonso Emilio Pérez Sánchez nació el 16 de enero de 1935 en el barrio de Los Dolores de Cartagena, si bien tanto su padre, don Alfonso, ingeniero de caminos, canales y puertos, como su madre, doña Lola, eran palmesanos. Doña Lola y sus hermanas, Pepita e Isabel, fueron maestras de escuela que colaboraron con Carmen Conde en su empeño cultural de la Universidad Popular, lo que les supuso la depuración política tras la victoria de Franco. Pepita volvería a ejercer tiempo después, jubilándose en la escuela de La Palma.
 
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Me facilita algunas fotos y sus recuerdos un amigo de su infancia palmesana, Rafael Ortega, autor de numerosos artículos en 'La Verdad'. De niños iban a las balsas del pueblo a cazar aviones; en la jerga popular son así llamados los insectos que sobrevuelan en verano las aguas y que Alfonso gustaba coleccionar. Se bañaban en un barreño de zinc, que Rafael aún conserva, y en la balsa del huerto jardín de Santa Isabel, a cuya casa familiar acudía en los periodos vacacionales. El padre de Rafael era el casero de dicha vivienda y quien se encargaba del huerto desde 1945. Desde esta casa partía Alfonso en Semana Santa para disfrutar de las procesiones cartageneras, murcianas y lorquinas. Cuando Ortega escribió su libro costumbrista 'La palmera y el pilón' no faltó el prólogo de su amigo. Por mediación de Rafael conseguimos que nos mandara desde Madrid un artículo dedicado a las pinturas barrocas del templo parroquial de La Palma para el libro que coordiné con motivo del III Centenario de la Parroquia de Santa Florentina en el año 2000. El aula de dibujo del IES Carthago Spartaria lleva su nombre, centro al que Alfonso donó un gran tapiz. Está enterrado en el cementerio de La Palma, junto a sus padres. A su muerte escribió unos versos su amigo el poeta Francisco Brines: «Vives ya en la estación del tiempo rezagado: lo has llamado el otoño de las/ rosas./Aspíralas y enciéndete. Y escucha./ cuando el cielo se apague, el silencio del mundo».

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Fuente: Diario La Verdad.
Autor: José Sánchez Conesa.

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