Sobrecogedora, tenebrosa, devota y singular resultó la Procesión de las Ánimas, que cumplió su primer lustro en La Palma, con la santa compaña entrando con el cuerpo de Cristo en el cementerio.
Iglesia de Santa Florentina de La Palma. Los relojes han marcado la quinta hora del día, en el corazón de la madrugada, cuando se pone en marcha uno de los más curiosos desfiles pasionarios de Cartagena, que desde el año 2009 lleva a cabo la Cofradía de las Ánimas, siendo detonante de la iniciativa el entonces párroco Emilio Sánchez Espín.
Silencio absoluto, que sólo rompe el tintineo de las 'campanillas' de las antorchas. Encabezando la santa compaña está la cruz, tras la cual van dos hileras de ánimas con vestuario y capuchón totalmente negro. Entremedio, con velo que cubre sus rostros, las 'viudas del cortejo' portan el Santo Sudario con la cara de Cristo y la Sábana Santa. Abren paso al ataúd de cristal que lleva, sobre los hombros de sus devotos, el cuerpo de Jesús. Esta vez se ha suprimido la tapa, pues aumentaba en exceso el peso. El sacerdote Abel Rosa y las promesas cierran la compaña.
El destino es el centenario cementerio de Santa Florentina, pues data su origen del año 1900. Tras adentrarse la compaña en el interior, junto a la plaza de la Cruz, cantos pidiendo piedad al Señor y las palabras del sacerdote. "Dales Señor el descanso eterno, brille para ellos la luz perpetua. Descansen en paz" son las palabras que preceden a la oración y al relato del sufrimiento de Cristo, con las ánimas distribuidas entre las tumbas por diferentes calles del camposanto. "Libra Señor, por tantos dolores que has padecido por nosotros, a las almas de nuestros difuntos de las penas en que puedan estar, llevalos a descansar en tu santísima gloria y sálvalos por los méritos de tu sagrada pasión y por tu muerte en la cruz de las penas del infierno para que seamos dignos de entrar en la posesión de aquel reino al que llevastes al buen ladrón que fue sacrificado contigo. Amén".
La Procesión de las Ánimas tiene diferentes lecturas, sin adentrarse nunca en lo macabro, aunque sí en lo tenebroso por el embrujo de la compaña y la oscuridad de la noche. Para aquel que la contempla por primera vez, la sensación es que está siendo testigo del entierro de Cristo. "Para Emilio Sánchez era el abrazo de la parroquia de los vivos a los muertos", recuerda José Sánchez Conesa, palmesano e historiador de tradiciones del Campo de Cartagena, que se centra en darle sentido a través del dogma del purgatorio ("Jesús desciende para sacar las almas del pulgatorio"), y quien nos explica el origen de esta Procesión de las Ánimas.
"Rememora una legendaria cofradía de ánimas que existió en la parroquia palmesana de Santa Florentina, fundada en 1703 y que existió hasta 1854. Además de organizar procesiones, sabemos que acompañan a los hermanos que fallecían con hachotes y estandartes hasta el cementerio". La imagen que va dentro del ataúd es el Yacente, "que fue adquirida en los años cincuenta para las procesiones que entonces se celebran de forma irregular, siendo conseguida por Florentina León, quien capitaneó una recolecta entre vecinos y comercios, incluso de la ciudad de Cartagena", explica Sánchez Conesa.
Iglesia de Santa Florentina de La Palma. Los relojes han marcado la quinta hora del día, en el corazón de la madrugada, cuando se pone en marcha uno de los más curiosos desfiles pasionarios de Cartagena, que desde el año 2009 lleva a cabo la Cofradía de las Ánimas, siendo detonante de la iniciativa el entonces párroco Emilio Sánchez Espín.
Silencio absoluto, que sólo rompe el tintineo de las 'campanillas' de las antorchas. Encabezando la santa compaña está la cruz, tras la cual van dos hileras de ánimas con vestuario y capuchón totalmente negro. Entremedio, con velo que cubre sus rostros, las 'viudas del cortejo' portan el Santo Sudario con la cara de Cristo y la Sábana Santa. Abren paso al ataúd de cristal que lleva, sobre los hombros de sus devotos, el cuerpo de Jesús. Esta vez se ha suprimido la tapa, pues aumentaba en exceso el peso. El sacerdote Abel Rosa y las promesas cierran la compaña.
El destino es el centenario cementerio de Santa Florentina, pues data su origen del año 1900. Tras adentrarse la compaña en el interior, junto a la plaza de la Cruz, cantos pidiendo piedad al Señor y las palabras del sacerdote. "Dales Señor el descanso eterno, brille para ellos la luz perpetua. Descansen en paz" son las palabras que preceden a la oración y al relato del sufrimiento de Cristo, con las ánimas distribuidas entre las tumbas por diferentes calles del camposanto. "Libra Señor, por tantos dolores que has padecido por nosotros, a las almas de nuestros difuntos de las penas en que puedan estar, llevalos a descansar en tu santísima gloria y sálvalos por los méritos de tu sagrada pasión y por tu muerte en la cruz de las penas del infierno para que seamos dignos de entrar en la posesión de aquel reino al que llevastes al buen ladrón que fue sacrificado contigo. Amén".
La Procesión de las Ánimas tiene diferentes lecturas, sin adentrarse nunca en lo macabro, aunque sí en lo tenebroso por el embrujo de la compaña y la oscuridad de la noche. Para aquel que la contempla por primera vez, la sensación es que está siendo testigo del entierro de Cristo. "Para Emilio Sánchez era el abrazo de la parroquia de los vivos a los muertos", recuerda José Sánchez Conesa, palmesano e historiador de tradiciones del Campo de Cartagena, que se centra en darle sentido a través del dogma del purgatorio ("Jesús desciende para sacar las almas del pulgatorio"), y quien nos explica el origen de esta Procesión de las Ánimas.
"Rememora una legendaria cofradía de ánimas que existió en la parroquia palmesana de Santa Florentina, fundada en 1703 y que existió hasta 1854. Además de organizar procesiones, sabemos que acompañan a los hermanos que fallecían con hachotes y estandartes hasta el cementerio". La imagen que va dentro del ataúd es el Yacente, "que fue adquirida en los años cincuenta para las procesiones que entonces se celebran de forma irregular, siendo conseguida por Florentina León, quien capitaneó una recolecta entre vecinos y comercios, incluso de la ciudad de Cartagena", explica Sánchez Conesa.
Fuente: Diario Cartagena de Hoy.
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