En la Cuesta de la Baronesa, junto a la Catedral Vieja y el Teatro Romano, volvieron a lucir los componentes del Grupo Folklórico de Cartagena, con sede en La Palma. Una cruz presidía, pero si el habitual pero con las tijeras clavadas. Pedro Gómez, su presidente, explicaba que habían rescatado la auténtica tradicional del Campo de Cartagena, con un relicario u ornasina, en la que los vecinos tenían sus santos y frente al que oraba. La cruz era tan preciosa como original, formada por flores de oliveras, que cinco personas tardaron cuatro horas en recoger. Fondo con sabina negra, rodeado todo con boja y gigantescos alcaciles, "porque en estas ocasiones la gente sacaba lo mejor que tenía; todo lo que hemos puesto tiene su significado". Una cubierta de hilo de un ajuar completaba el magnífico cuadro. Frente a ellos, la música de viento de los jóvenes de Torre-Pacheco e incesantes bailes de palmesanos y visitantes.
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