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miércoles, 20 de agosto de 2014

El alcalde del Ayuntamiento de La Palma redactó la 1ª Constitución Española (1812).

Hemos celebrado los doscientos años de la proclamación de la Constitución liberal de Cádiz, nuestra primera constitución, y por tanto la primera vez que el pueblo español protagonizó su destino, poniendo las bases del Estado de Derecho con la división de poderes, la monarquía limitada, los derechos personales, las garantías penales y procesales, la abolición de la Inquisición, la libertad de prensa y la soberanía popular. Se pusieron en marcha conceptos que adelantan el Estado Social, como la educación pública básica, la creación de universidades y un sistema impositivo proporcional para que pagaran más los que más tenían.

La Carta Magna de 1812 estaba influida por las primeras: la de Estados Unidos y la de Francia, e impregnará de valores democráticos los intentos constitucionales que, a lo largo de los siglo XIX y XX, se sucedieron en nuestra nación. A su vez, 'la Pepa', conocida así por proclamarse el día de San José, está presente en los textos constituyentes de otros países europeos (como Portugal, Holanda, Rusia y los reinos italianos) y de la América Hispana, que se irán independizando de España tiempo después como consecuencia de las ideas liberales.

Recomiendo vivamente el ameno libro 'Los diputados murcianos en las Cortes de Cádiz' (2012), editado por la Asamblea Regional de Murcia y la Real Academia Alfonso X el Sabio, cuya autoría corresponde a Pascual Vera Nicolás. Este escritor de obras sobre cine e historia regional es licenciado en Historia Moderna y Contemporánea, y doctor en Pedagogía y Ciencias de la Educación. Con gran claridad expositiva nos adentra en los detalles del proceso constituyente que alumbró el parlamentarismo, que acentúa la palabra para solucionar los problemas a los que se enfrentan las sociedades y no en las armas. 

Saga de los Martínez-Fortún

Entre los diez diputados con que participó la Región en el primer parlamento español, dos eran cartageneros. Uno fue el abogado Isidoro Martínez-Fortún, concejal del Ayuntamiento de Cartagena, cargo que habían ocupado otros Martínez-Fortún desde 1530. Intervino en el debate sobre los ayuntamientos, y propuso que cada pueblo contase con el suyo, aunque no sumase los mil habitantes mínimos que, al final, exigió el texto constitucional.

El otro diputado fue el agricultor Nicolás Martínez-Fortún, más tarde primer alcalde del ayuntamiento de La Palma, a finales de 1813. Como consecuencia de 'la Pepa', de Cartagena se segregaron Pozo-Estrecho, Alumbres y La Palma. Más tarde lo hizo El Algar.  
Autor: José Sánchez Conesa.

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