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viernes, 29 de noviembre de 2019

El conflicto de cementerio de La Palma, noticia nacional.

El diario El País publica hoy, dentro del artículo 'El secreto mejor guardado de la Iglesia (y el Estado)', sobre el asunto de las inmatriculaciones con el que la Iglesia está inscribiendo a su nombre multitud de propiedades, entre las que figuran nichos, panteones y fosas del camposanto palmesano, lo que ha rebelado a una parte de afectados, que han iniciado la vía judicial para defender la propiedad heredada.

El artículo de El País, que se puede leer íntegro pinchando AQUÍ, pone diversos ejemplos, entre ellos uno titulado: 'Las tumbas para siempre en Cartagena que sólo lo son a 50 años'. Se recogieron testimonios de diversos afectados, mientras que se indica que le obispado de Cartagena no ha respondido a las peticiones del periódico.

Las tumbas para siempre en Cartagena que solo lo son a 50 años

La familia aún conserva el recibí: 37.000 pesetas pagadas en 1980 “por la compra de una parcela en propiedad para construir un panteón”. Los propietarios de tumbas y panteones en el cementerio de La Palma, en Cartagena, se han organizado y piensan llevar al juzgado al obispado de Cartagena por lo que consideran un engaño y la pérdida de sus derechos. “Nos enteramos hace dos años de que en 2010 inmatricularon el cementerio. Los dueños son personas mayores, como mi suegra”, relata José González.

“Fueron llamándoles a la casa parroquial con distintas excusas diciendo que había que actualizar los títulos, que eran de propiedad o a perpetuidad. Muchos no desconfiaron del cura y firmaron. Cuando llegó el nuevo título vieron que no tenía nada que ver: eran derechos de enterramiento limitados a 50 años”, añade. Los afectados ya tienen abogado e iniciarán acciones judiciales para que se respeten los títulos que firmaron y por los que la Iglesia cobró. Transacciones que van desde principios del siglo XX y hasta el 2007. Hay afectados que ya no los conservan porque, según relatan, el párroco los rompió cuando se los entregaron.

“Los padres de mi suegra compraron su parcela por 130.000 pesetas en 1950. Era mucho dinero y ellos eran trabajadores que por la noche iban con su capazo, su pico y su pala a hacer su propio panteón. Se les enterró allí con el convencimiento de que de allí no se iban a mover. No puede ser que en 50 años levanten una lápida, cojan los huesos y los metan vete a saber dónde”, dice González. Los casi 200 afectados han creado una asociación. “Mi familia pagó por ese derecho y firmó el cura del momento. Ya no es el valor económico, es tener a nuestros difuntos ahí, saber que van a estar a perpetuidad como pone en los títulos”, añade. El obispado de Cartagena no respondió a las peticiones de información de este diario.



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