Madrugada tenebrosa, devota y singular. Es la ‘Procesión de las ánimas’, en el que la santa compaña se adentra en el cementerio con el féretro y en la que el espectador tiene la sensación de ser testigo del entierro de Jesucristo.
Iglesia de Santa Florentina de La Palma. Las campanas anuncian la medianoche que separa Viernes de Sábado Santo. Se abren las puertas y comienzan a salir medio centenar de personas que llevan el ‘cuerpo’ sin vida de Jesucristo hacia el camposanto. Silencio absoluto. No hay acompañamiento de banda musical, sólo el tintineo de las 'campanillas' de las antorchas. Encabezando la santa compaña está la cruz, tras la cual van dos hileras de ánimas con vestuario y capuchón totalmente negro. Entremedio, con velo que cubre sus rostros, las 'viudas del cortejo' portan el Santo Sudario con la cara de Cristo y la Sábana Santa. Abren paso al ataud de cristal (sin tapa) que lleva, sobre los hombros de seis de sus devotos, el cuerpo de Jesús, imagen que fue adquirida en los años cincuenta del pasado siglo para las procesiones que entonces se celebraban en el pueblo. El sacerdote Pedro García Casas y las promesas cierran la compaña.
Fuente: Cartagena de Hoy.
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